¿Podríamos pensar que se puede ser feliz en el trabajo? De hecho sí. Todos podemos ser más eficientes y felices en la empresa y depende no solo de tener un buen jefe sino de estar dispuestos por hacer cada uno de nosotros la vida laboral más agradable a los demás, tanto a un lado como al otro de la vertical jerárquica.
- “Mi jefe no me escucha”.
- “No tengo información clara”.
- “No tengo acceso a capacitación”.
- “Yo trabajo y él se lleva los créditos”.
Estas son algunas frases comunes de trabajadores en relación a sus malas jefaturas. Naturalmente, hay directivos que son ejemplares, pero no podemos negar la existencia de otros que cometen malas prácticas atentando contra la emocionalidad de sus trabajadores y la productividad de la empresa.
Existen tantas personalidades de “jefaturas” como de personas es por ello que se hace complejo el ser el líder ideal pero si lo ponemos en el mundo real, existen algunos puntos que ayudarán mucho a que las frases del párrafo anterior no se repitan:
- No prometer lo que no se puede cumplir.
Esto es algo muy utilizado por los superiores. Es la famosa “aspirina” para ayudar a ganar tiempo y obtener beneficios adicionales de los trabajadores. Obviamente después de que no se cumple el deterioro de la relación laboral es grande y genera mucha frustración.
El consejo es: no hagas lo que no te gusta que te hagan.
- Ojo con las comparaciones
Igual como cuando uno era niño y te comparaban con tu hermano o primo y te hacían sentir pésimo, las comparaciones laborales tienen un doble impacto, ya que ésta puede ser humillante y bajar la moral del afectado y por otro lado, el trato preferencial hacia algún miembro del equipo puede enrarecer el clima laboral y despertar dudas.
El consejo: no olvidar que todos somos personas y que damos lo mejor de nosotros.
- Comunica mucho más y mejor:
Uno de los grandes puntos de tope entre superiores y trabajadores es la poca o mala comunicación, siendo ésta la gran vía para solucionar los temas. Es tan importante este punto que el logro de los objetivos está condicionada a que el equipo los entienda. Si no hay comunicación, no hay éxito. Además, te sugiero comuniques de muchas formas, varias veces para asegurar la efectividad. Por ej: Por teléfono, en persona, por email, mensaje de texto. Recuerda que la comunicación es un proceso bidireccional. Si te entendieron mal, muy probablemente no explicaste bien.
Consejo: Darse tiempo en la agenda para conversar con el equipo a cargo, conocerlos y abrir espacios de comunicación.
- Delegar es confiar
“Yo no confío ni en mi sombra”. Si partimos de la base de esta premisa, nunca se logrará un equipo afiatado, unido y “camiseteado”. Si no confiamos en nuestros trabajadores es decirles: creo que no lo haces bien y por ende estoy seguro que el resultado será negativo.
Consejo: dar confianza a nuestro equipo. De esta forma se atreverán a aportar más de lo que se les pide y te sorprenderás.
- El reconocimiento es clave
Las personas necesitamos reconocimiento, es parte de nuestra emocionalidad. Ese golpecito en la espalda que te da tu jefe hace que nos sintamos orgullosos y valorados. El problema está en que muchas veces los jefes toman las ideas de su equipo y las presentan como propias, invalidando a su gente. Esto es una deslealtad y enoja y desmotiva a los trabajadores.
Consejo: un buen líder saca lo mejor de su equipo y lo hace brillar.
- Mantenerte receptivo a mejores soluciones
La arrogancia, el sentirse dueño de la verdad, la exhibición de privilegios, las decisiones porque lo digo yo afectan la productividad y terminan con el respeto al líder. Algunos directivos ambicionan el poder, ya sea para hacer cosas grandes, mejorar su estatus, o simplemente para poseerlo y ejercerlo pero olvidan que abusando del poder dañan la moral y autoestima de quienes dependen de ellos. Consejo: para ser grande hay que ser humilde.
Si bien el rol del líder, Gerente o Jefe es fundamental para guiar los objetivos de una empresa, no hay que perder el objetivo de que el éxito también está dado por el trabajo en equipo, la suma de habilidades y la “camiseta puesta” de los trabajadores.
¿Eres jefe? Cuéntanos en los cuáles han sido tus mayores dificultades al liderar un equipo.
¿Tienes un buen o mal jefe? Comparte las buenas y malas prácticas que ves en tu trabajo.
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